Remesas fortalecen la estabilidad económica y el consumo en Ecuador
Un aporte silencioso pero decisivo
Las remesas que llegan desde el exterior se han convertido en un pilar invisible pero fundamental para la economía ecuatoriana. Según datos del Banco Central del Ecuador, durante el primer semestre de 2025, los migrantes enviaron USD 3.724,8 millones, una cifra histórica que posiciona a las remesas como la tercera fuente de divisas del país, después del petróleo y el camarón.
Más que cifras, son realidades
Cada envío promedio de USD 344 representa mucho más que dinero. Son jornadas largas, sacrificios, incertidumbre migratoria y una constante conexión emocional con el país que dejaron atrás.
El 76,8% de estos envíos provienen de Estados Unidos y el 14,1% de España, evidenciando el compromiso de miles de ecuatorianos que siguen apoyando a sus familias desde lejos.
Impacto en la economía familiar y nacional
Las remesas no solo cubren necesidades básicas. También sostienen el consumo, aportan liquidez a sectores vulnerables y contribuyen a estabilizar economías locales. Su impacto es directo en la calidad de vida de miles de hogares que dependen de este ingreso para educación, salud, vivienda o emprendimientos familiares.
Riesgos estructurales si se depende en exceso
Aunque valiosas, las remesas no pueden ser vistas como una fuente de ingresos permanente. Su continuidad está ligada a factores externos como la economía global, políticas migratorias, conflictos laborales o crisis internacionales.
Una excesiva dependencia de este flujo puede volverse riesgosa si no se acompaña de políticas públicas que fomenten la inversión local, la productividad y la generación de empleo interno.
¿Qué debe hacer el Estado y el sector privado?
- Reconocer al migrante como actor económico clave, no solo como remitente.
- Facilitar mecanismos para canalizar remesas hacia inversión productiva.
- Crear incentivos para que ese dinero se utilice en emprendimientos formales.
- Garantizar servicios financieros accesibles y seguros.
- Fortalecer la educación financiera de los hogares receptores.
Las remesas no son solo un salvavidas económico, son un testimonio de resiliencia y compromiso. Pero su potencial no debe limitarse al consumo. Si se articulan esfuerzos entre el Estado, el sistema financiero y el sector privado, este flujo podría convertirse en capital semilla para una transformación económica más sostenible e inclusiva.
Fuente: El Universo